Libro: The Eyes
Nunca se es demasiado joven para escribir.

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Entrenando a un vampiro
 
 
 
 
                Giré la perilla de puerta del cuarto de Gabriella, pero esta estaba cerrada y no entendía el porqué. Escuché unos ruidos extraños dentro del cuarto y supe que provenían de Gabriella. Pateé la puerta y me encontré con algo que no esperaba, ella estaba con otra persona acostada en la cama, ambos tapados hasta el pecho con la sabana y aparentemente sin ropa.
 
- ¡¿Qué esta pasando Gabriella?! – Grité con ira, pero no obtuve respuesta - ¡Gabriella!
 
- Te amo Carl, nunca pensé que encontraría a alguien tan especial desde que aquel imbécil destrozó todo lo que habíamos conseguido – Le dijo esta mientras lo besaba –
 
- Siempre estaré aquí para ti – Ella se sentó sobre él y se movía despacio, agachó su cuerpo y besó su cuello –
 
                Corrí hacia ellos pero pisé muy fuerte y el piso se rompió haciendo que cayera al piso inferior al que estaba, me puse de pie y me limpié el polvo, me percaté de que estaba en un sótano, con paredes de piedra mohosas. Al final del cuarto habían dos siluetas oscuras que no se distinguían, caminé temeroso hacia aquellas personas pero cuando llegué noté que una de las personas estaba enganchada a la pared con cadenas oxidadas, no fue hasta que estuve a unos pocos metros que me percate de que esa persona que estaba atrapada era Caroline y la otra persona era Ryan, este sonreía con malicia y la observaba fijamente, sus colmillos eran más puntiagudos de lo normal, este le liberó las manos pero la dejó atada por los pies con las cadenas, se  acercó y le propinó una cachetada haciendo que esta cayera al piso y comenzara a sollozar. Caroline escupía algo espeso, que bajo la tenue luz que propinaba un bombillo que colgaba en medio de la habitación, parecía negro. Me percaté de que de su boca salía sangre. Ryan se agachó y con dos dedos de la mano tocó la sangre que estaba en el piso y se los chupó, su sonrisa se hizo aun más amplia y esta vez burlona.
 
- Que estúpido fue tu hermanito al pensar que estarías a salvo.
 
- Pero Ryan… - Tosió dos veces y a continuación, habló con mayor dificultad de la que lo había hecho antes - ¿Por qué tú?
 
                Este sonrió ampliamente y se acercó a su cuello y mi hermana profirió un grito ahogado, trató de separárselo pero no pudo, y sus manos se le resbalaron hasta caer al suelo. Estaba muerta. Corrí hacia ellos pero Ryan se puso de pie, giró y me propinó un golpe en la frente tan fuerte como pudo y yo cerré los ojos.
 
                Me hallaba tumbado sobre el sofá con una fuerte jaqueca, y me frotaba la frente. Me había quedado dormido en la sala, Ryan se acercó a mí y me preguntó que si algo me pasaba.
 
- Solo fue un mal sueño – Dije, este en respuesta asintió y se marchó a su oficina –
 
                Me puse cómodo como pude, y me toqué la frente, tenía fiebre y sudaba. Me quité la franela y noté que mis músculos estaban tensos, más contraídos que nunca, como si me hubiera ejercitado por horas, me sequé el sudor con la franela y cerré los ojos de nuevo. Escuchaba todo, escuchaba a los animales que se hallaban fuera de la casa, y como Ryan se quejaba de algo. Pero escuché algo que hizo que me pusiera de pie, alguien sollozaba, alguien que se hallaba en el piso superior.
 
                Corrí hasta el cuarto de Gabriella y la puerta estaba cerrada, me puse nervioso, era como en el sueño. Abrí la puerta dudoso de lo que encontraría, pero era lo que había pensado en un principio, Gabriella se hallaba frente a la ventada viendo a la nada; La luz de la luna resaltaba su tez pálida y una lagrima caía por su mejilla de manera lenta y suave, ella se pasó su mano izquierda para secársela y giró para verme de frente.
 
- ¿Cómo te encuentras? – Pregunté –
 
- ¿Cómo crees que estoy Liann?  - Dijo y en un parpadeo se hallaba frente a mí –
 
- Lo siento Gabriella, no pensé en el daño que te causaba… - Me interrumpió –
 
- Es obvio que no lo hiciste Liann, por favor déjame sola.
 
- Por favor, déjame que te explique.
 
- Que te vayas – La hostilidad de su voz no era normal, sus ojos verdes estaban más oscuros que nunca y decidí desistir, di un paso atrás y esta cerró de un portazo –
 
- ¡Claro, lo tengo! – Dijo alguien en el piso inferior - ¡Liann! – Gritó Ryan, no respondí y escuché como salió de su oficina y me llamó de nuevo - ¡Liann! – Comencé a bajar las escaleras y me lo encontré al pie de estas – Tengo una idea para salvar la vida de tu hermana y la tuya, incluso la mía.
 
                En sus ojos se veía esperanza, este corrió hasta su oficina y yo lo seguí. Al entrar cerró la puerta y se paró frente a mí, yo me arrecosté de su escritorio.
 
- ¿Qué tienes en mente?
 
- Es algo estúpido, incluso el puede esperar este movimiento, pero te lo debo y me arriesgaré.
 
- ¿Qué pretendes?
 
- No hacer el intercambio.
 
- Si no lo hago matarán a Caroline, es obvio que no lo has pensado – Me separé de la mesa para retirarme pero este puso su mano en mi hombro, yo le advertí con la mirada que mi amenaza seguía en pie pero este me ignoró –
 
- No Liann, tu estarás allí solo.
 
- Claro y muero solo yo… Y tu huyes con Gabriella.
 
- ¡¿Quieres callarte?! – Ryan había sacado su lado hostil, me recordó al Ryan que conocí en la preparatoria, respiró para calmarse y luego comenzó a explicarme su plan –
 
 
 
 
                Se abrió la puerta de la oficina.
 
- Espero que esta vez si me involucren en su plan – Ambos guardamos silencio -, Liann cuéntame. Prometiste que lo harías.
 
                Vi a Ryan, este me devolvió la mirada y asintió. Proseguí a explicarle a Gabriella lo que haríamos y esta nunca hizo algún gesto que demostrara su humor.
 
- Pues yo me anoto – Negué con la cabeza –
 
- Prometí que te contaría, pero nunca dije que te involucraría – Esta sonrió con suficiencia –
 
- ¿Quieres apostar? – De nuevo sonrió de manera retadora –
 
- ¿Qué te pasa Gabriella? – Pregunté – Entiendo que te sientas mal, pero ya planteamos una solución ¿Por qué no me apoyas?
 
- Si te apoyo, pero no me pidas que te perdone así de fácil el no pensar en nosotros, en nuestra relación.
 
- No quiero seguir hablando de esto ahora, no puedo creer que tenga que tocar este tema contigo Gabriella.
 
                El ambiente estaba tenso, era obvio que nadie sabía que decir o hacer. Pero como siempre, Ryan tomó la delantera e hizo que Gabriella se fuera a su habitación, y yo me quedé a solas con él.
 
- Liann ten paciencia, Gabriella es muy sentimental y en estos momentos está al borde de la desesperación.
 
- La entiendo pero desearía que no tomara esa actitud – Abrí la puerta para salir de la oficina de Ryan pero antes de que saliera este dijo una ultima cosa –
 
- Descansa, mañana será el adiestramiento – Me limité a asentir y salí de habitación –
 
                Me dirigí al sofá y me senté en él, me percaté de que aun no tenía camisa y ya no tenía fiebre, la busqué por la sala pero no estaba allí. Ryan había salido después de mí, me dijo que iría de caza.
 
- Pero abajo hay muchas bolsas de sangre.
 
- Mientras más fresca sea, mejor.
 
Este se marchó. A continuación, subí las escaleras con calma, y al llegar a su cuarto la puerta estaba abierta, Gabriella estaba acostada boca arriba con las manos descansando en su plano abdomen.
 
- Vine a buscar mi….
 
- La puse sobre el sillón – Dijo con indiferencia –
 
                Fui hasta el sillón y tomé la franela,  luego me dirigí a la puerta. Gabriella me ordenó que la cerrara antes de que me fuera, la ira me embargó de nuevo y me giré sobre mí mismo. Me acerqué a ella a toda velocidad, esta se paró a toda velocidad y quedamos frente a frente, respiré para calmarme.
 
- Por favor Gabriella, no quiero arriesgarme a que esto termine así.
 
- Yo tampoco, pero tú... – La interrumpí –
 
- ¡Basta! ¡Deja de decir que te ignoré! ¿Si? Nunca lo hice, siempre pienso en ti, en nosotros, siempre intento hacerte feliz e incluso arriesgo mi vida por ti.
 
- Yo también lo hago.
 
- Nunca dije que no lo hicieras solo que ahora que te necesito aquí a mi lado, no lo estás, ahora que necesito tu apoyo no estás – Esta agachó la cabeza y yo la tomé de la barbilla con mi mano derecha, di un paso adelante para estar más cerca de su rostro -. Te amo Gabriella.
 
                Acerqué mi rostro al de ella y esperé que esta rechazara el beso, que apartara la cara, algo… Pero no lo hizo, en cambio me regreso el beso, el beso más apasionado que jamás me había dado, la abracé por la cintura y ella puso las manos sobre mi pecho, su piel no estaba tan fría  como antes, estaba más tibia, me apretó un poco con sus manos y su besos se aceleraron. Sin saber si estaba abusando, desgarré la camisa de Gabriella y esta, en respuesta, brincó sobre mí y me abrazó con sus piernas al rededor de mi cintura y sus brazos alrededor de mi cuello. Me besaba como nunca nadie lo había hecho, sus labios eran tan suaves que eran imposibles de describir, eran perfectos. Tiré a Gabriella sobre la cama, y yo me tumbé sobre ella. De repente, giró de manera tan rápida y ágil que quedé debajo de esta, Gabriella sonrió y luego puso sus labios sobre mi cuello y me beso, yo en respuesta a esta acción la abrace y desabroché su sostén. Me besó lentamente hasta el lóbulo de la oreja y después de esto nos fuimos desvistiendo lentamente. Gabriella era perfecta en todos los sentidos, incluyendo en el sexo, no era la primera mujer con que había estado, pero si era con la mejor y a la primera que amaba. Se movía lento, pero con firmeza, y me rasguñaba la espalda, esto hacía que yo me desesperara y aumentaba mi ritmo. Me encantaba tomarla por la cintura y ayudarla a que se moviera, aunque sabía que era innecesario, tocar su abdomen plano era excitante, toda su silueta lo era. Esa noche fue tan perfecta que deseé que nunca acabara.
 
                Me desperté por la mañana con Gabriella abrazándome, aun estábamos sin ropa. Gabriella me besó, luego me dio los buenos días y se colocó sobre mí.
 
- ¿Cómo te sientes? – Le acaricié el cabello y la vi directamente a los ojos –
 
- No muy complacida – Bromeó esta, luego rió pasivamente –
 
- ¿Si? Entonces tenemos que arreglar eso – Comencé a besarla y esta sonrió, ella se separó un poco y me siseó al tiempo que ponía su dedo índice en mi boca –
 
- Ryan llegó esta mañana, nos puede escuchar.
 
- Diablos… - Gabriella se separó y se vistió –
 
- Me gustaba más cuando no la tenías puesta – Ella rió y se sentó en la cama, tenía unos jeans con una franela en la mano –
 
- Ponte esto – Arrojó las prendas sobre la cama, puse una mirada de suplica y esta rió de nuevo y salió de la habitación -, te espero abajo.
 
                Salí y tomé una ducha, luego me puse el jean, me vi al espejo y vi algo extraño en mí. Mis ojos de ser marrón habían pasado a un color casi amarillo, eran del color de la mostaza con destellos verdes alrededor de la pupila. Me froté los ojos pero seguían igual, no era una alucinación. Me vestí por completo y bajé a toda prisa a la sala.
 
- ¡Gabriella! – La llamé un poco apresurado, esta apareció rápido en la sala seguida de Ryan – Mira mis ojos.
 
- La transformación está casi completa – Dijo Ryan con un poco de nervios -, Frank podría sospechar de nuestro plan si lo nota.
 
- No puedes terminar de transformarte Liann – Dijo Gabriella –
 
- Pero eso no lo controlo yo…
 
- ¡Pero puedes ralentizarlo! – Dijo Ryan – y para eso debes estar en calma, no acelerarte mucho ¡más cosas como las que hicieron ayer y no llegarás a esta noche! – Gabriella se sonrojó enseguida y yo reproché a Ryan con la mirada por lo que dijo, este vio de manera hostil a Gabriella –
 
- Hay algo más que no sé si vieron – Dije -, al rededor de mis pupilas se formó un color que nunca había tenido.
 
- Si lo vi, y eso solo explica algo – Ryan vio con reprocho a Gabriella –
 
- ¿Qué estás insinuando? – Dijo Gabriella con brusquedad - ¿Qué lo hice sin tu permiso?
 
- ¡Es la única explicación!
 
- ¡Pero no tengo ninguna mordida Ryan! Si ella me hubiera mordido lo notaríamos, aun no soy vampiro, no sano tan rápido.
 
- Liann tiene razón… - Dijo Gabriella –
 
- Entonces la única explicación es que le hicieras una transfusión de sangre – Dijo Ryan. Y como una idea atravesó mi mente, algo hizo “Click” en mi cabeza –
 
- ¿Si su sangre toca la mía directamente puede transformarme? – Ellos me observaron como si recién comprendiera una simple sumatoria, y esto confirmó mi idea – Gabriella dice la verdad Ryan, ella no me mordió, pero si me transformo por culpa de ella.
 
- ¡¿Qué?! – Gabriella me observó con asombro como si la acusara de algún delito –
 
- Espera, no fue intencional. ¿Recuerdas cuando me arrojaste aquel día que casi pierdes el brazo?
Me hice una herida muy profunda aquí – Extendí mi brazo izquierdo -, cuando Ryan me pidió ayuda coloqué mis manos sobre tus hombros y tu sangre salpicó sobre mi herida ¿Es posible que cayera la suficiente sangre para transformarme? – Ambos se observaron incrédulos sin creerse mi deducción –
 
- Nunca vi esa herida – Dijo Ryan –
 
- Porque cuando me quite la sangre ya esta había sanado.
 
- Debió de ser el veneno – Explicó Gabriella –
 
- Ahora todo tiene sentido – Dijo Ryan viendo a la nada –. De todas maneras esto no cambia nada, fue una irresponsabilidad la de ustedes hacer… lo que hicieron anoche ¿Acaso no te importa la vida de tu hermana Liann? – Me había irritado e iba a gritarle – Se cual será tu respuesta… ¿Sabes algo? No pareciera que te importara – Apreté la mandíbula y cerré los puños con fuerza -. Ve a desayunar, te esperamos afuera – Asentí y fui por el desayuno -.
 
 
 
 
                Aun me hallaba sorprendido de sacar aquella deducción por mi cuenta y un poco enfurecido por la reacción de Ryan, estaba seguro de que la transformación me daba una mayor agilidad mental y por eso había resuelto el acertijo. Sin darle más importancia, salí al patio pero no vi a nadie en el. Mi instinto hizo que me moviera a la derecha con una gran velocidad, levanté  la mirada, y lo vi, todo fue asombrosamente rápido. Lo tomé por el cuello y lo lance contra el piso quedando en una posición de ventaja.
 
- ¿Ryan? – Arrugué mi cara incrédulo, por un momento pensé que era Frank –
 
- Muy buenos reflejos… - Me embistieron por un costado y caí sobre un lado, tenía a Gabriella sobre mí en posición amenazante, su cara era como la de una bestia que estaba dando caza a su presa – Pero nunca bajes la guardia en una pelea.
 
- No es justo  - Gabriella me ayudó a levantarme –, me agarraron desprevenido.
 
- ¿Crees que los Boenigk serán predecibles? Si eso piensas… Estás equivocado – Entendía su punto -. Sé que tienes experiencia en la lucha pero esto no es igual, es cierto que te da una ventaja pero a diferencia de cuando eras humano – Me extrañó que se refiriera a “cuando era humano” como mi pasado, aun lo era ¿o no? – ahora hay que matar, no inmovilizar, las técnicas de inmovilización te darán ventaja sobre tu enemigo pero no por mucho tiempo. Son vampiros, el dolor no les importa, y si para matarte tienen que perder un brazo o una pierna lo harán, así que acaba con ellos tan pronto como puedas – Sabia que no dudaría a la hora de matar, y mucho menos a ellos que habían causado tanto daño a los que yo más quería, pero… ¿Y si dudaba y eso significaba mi muerte? Traté de despejar mi mente de aquello y concentrarme en las instrucciones de Ryan -, empezaremos con tu entrenamiento.
 
- Pensé que no debía acelerarme.
 
- Solo estarás como espectador – Asentí -.
 
                Me sorprendió que Ryan supiera tantos movimientos de ataque, después de ver como Frank lo dominaba no podía creerlo. Ryan inmovilizaba a Gabriella, pero después de decirle que me incomodaba verla en esas posiciones pasó a ser ella quien lo inmovilizara a él, en parte era verdad pero también quería que Ryan sufriera un poco por lo ocurrido la noche anterior. Ryan resultó ser excelente profesor, aprendí muchas técnicas nuevas y mucho sobre los vampiros, de como pensaban, como se movían, de cómo actuaban. También me explicó como pensaban los Boenigk, el conocer a mi enemigo me ayudaría a anticipar sus movimientos. Pasamos toda la tarde en el patio y al final de la clase terminé muy complacidos con estas. Gabriella también resultó excelente luchadora, ¿Había algo en que no fuera buena?
 
Esta se marcho para tomar una ducha dejándome solo con Ryan, este se acercó a mí y me habló.
 
- Lo siento…  Siento haber metido a tu hermana en esto.
 
- Sé que es así… Te perdono – Mi tono fue rudo y este solo asintió, era cierto lo había perdonado pero no podía tratarlo con el mismo afecto de antes, o por lo menos no por ahora –
 
- Sería bueno que descanses, mañana será… Bueno un día rudo – Asentí y fui a bañarme -.
 
                Tomé una ducha relajante con la intención de calmarme un poco ya que, aunque solo había sido espectador, me sobreanimé un poco. Después de esto, fui a tomar una cena para recostarme, subí al cuarto de Gabriella pero me sorprendió ver que esta estaba usando unos jeans y una franelilla.
 
- ¿A dónde vas? – Pregunté –.
 
- Voy de caza, necesito sangre.
 
- Pensé que estaríamos juntos – Esta agachó la cabeza y sonrió –
 
- Lo siento mi amor, pero si quieres que nuestra relación pase de mañana necesito beber sangre fresca – Puse una cara de no estar complacido y esta se acercó y me besó -.
 
- Llega pronto.
 
- No me esperes despierto, necesitas descansar y yo tardaré un poco – Aquello me desanimó un poco pero tenía que ceder, esta me besó para que me tranquilizara un poco y yo le devolví el beso
 
– Te amo. –Dijo casi cual susurro-
 
- Y yo a ti. –Respondí-
 
                Gabriella salió de la habitación a toda velocidad, yo me dirigí a la cama para descansar. Traté de calmarme ya que me hallaba un poco angustiado por lo que nos esperaba al día siguiente ¿Y si alguno moría? Que tal si era Gabriella, o Caroline, o Ryan, o incluso yo… No sabía que pasaría pero despierto no lo averiguaría, tenía que descansar y para ello tenía que relajarme. Respiré profundo y logré controlarme, de seguro estaban comenzando a controlar mis nuevas habilidades, cerré los ojos y me dejé llevar por el cansancio.

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