Libro: The Eyes
Nunca se es demasiado joven para escribir.

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Como una sola Familia
 
 
 
 
- Bueno, espero que estés cómodo – Dijo con una sonrisa amigable -. Si necesitas algo puedes avisarme – Fred dio media vuelta y salió de la habitación -.
 
            La habitación era linda y cómoda, pero no me sentía como en mi hogar por más que me gustara aquella casa. La habitación era mas grande que la que yo tenía en Neah Bay, tenía unas cortinas blancas y paredes azules que hacían juego con el cubrecama y las almohadas de la habitación, la cama y las dos mesas de noche que tenía a ambos lados eran de una madera muy clara y frente a la cama, encima de una repisa, había un gran plasma. Todo aquello era lujoso y costoso, un gusto que mis padres nunca me pudieron dar, pero aun así extrañaba mi viejo hogar.
 
            A un lado de la cama estaba una puerta de madera que conducía al baño, entré a este y tome una ducha caliente para relajarme, la temperatura en el exterior debía de ser muy baja, porque cuando salí de la ducha un frío recorrió mi cuerpo poniéndome la piel de gallina.
 
            Me acosté en la cama y cerré los ojos, sin dejar de pensar en mi hermana y en qué estaría haciendo en ese momento. De repente, estaba en el bosque siendo mirado por tres pares de ojos y mi corazón latía con furia, los ojos se fueron acercando a mí, y la silueta de estos fue siendo visible, estos ojos eran amarillos intensos, estaba paralizado, con los puños apretados, sentía que alguien me observaba la espalda pero no me atrevía a voltear, de pronto las figuras tomaron una posición de ataque, se agazaparon como bestias y corrieron a toda velocidad hacia mí. Escuché un grito desgarrador, la voz de Gabriella zumbaba en mis oídos, dejándome con un fuerte dolor de cabeza, caí al piso y me tapé los oídos, cerré los ojos y los apreté; El dolor era insoportable, así que no pude ponerme de pie de nuevo, cuando abrí los ojos noté que dos siluetas negras estaban rodeándome y observándome y luego se unió una tercera haciendo un triangulo a mi alrededor, luego una de estas habló, pero no supe cual.
 
- Ningún humano me la arrebatará – Hubo un silencio rotundo, haciendo la escena aun más aterradora y luego las figuras se abalanzaron a toda velocidad sobre mí -
 
Desperté sudado y con el corazón muy acelerado, así que lo primero que hice fue asearme, a continuación bajé a tomar el desayuno, en el aire había un rico olor, olía a cebolla siendo freída y a tocineta, al llegar a la cocina vi a Fred preparando el desayuno.
 
- ¿Preparas tu plato favorito? – Pregunté con un tono amigable, y este en repuesta rió -
 
- Si quieres que me lo coma puedes venir y cortarte el dedo encima de todo esto – Reí un poco pero sabía que eso era cierto -
 
- ¿Te gusta el huevo y la tocineta verdad?
 
- Pues claro – Tomé asiento frente a la mesa -
 
- ¿Cómo pasaste tu primera noche?
 
- Bien – Le mentí, no quería causar molestia –
 
- Extrañas tu casa y a tu hermana, ¿no es cierto?
 
- La verdad, sí – Dije bajando la mirada hacia la mesa -
 
- Puedes estar tranquilo Liann, todo pasará – Volteó y me sonrío -. Estás en buenas manos.
 
            Sirvió el desayuno en un plato, y lo puso frente a mí.
 
- Yo saldré a cazar mis huevos y tocinetas – Sonrió un poco -, vuelvo luego – asentí, inmediatamente él salió por la puerta trasera y se perdió de vista -
 
            Comí todo, estaba muy hambriento y la comida estaba exquisita, lavé todo lo que estaba sucio y lo dejé secando, y como no tenía más nada que hacer me fui a mi cuarto, al entrar a este me senté en un sofá que estaba frente a la cama, para estar aun mas cerca de la TV, y me puse a hacer zapping, toda aquella situación me recordó a los primeros días en Neah Bay, la única “pequeña” diferencia era la de que esta vez era cazado por vampiros. Vi un canal de historia por un rato y luego una vieja película de acción, pero la verdad  no estaba para ver TV, así que me puse unos zapatos para ir a trotar, estaba arto de estar encerrado en la habitación. Bajé y me dirigí a la puerta principal, apenas pude poner la mano en la manilla de la puerta.
 
- ¿A dónde crees que vas? – Dijo Fred que se hallaba parado tras de mí -
 
- Solo iba hacer un poco de ejercicio, eso es todo – Giré para ver su rostro -
 
- ¡Oh! Lo siento Liann, creo que no entendiste las ordenes de Ryan – Fruncí el seño -, no puedes salir de esta casa, nuevamente lo siento.
 
- ¿Y será así hasta que todo termine?
 
- Pues si.
 
- Genial…
 
- Tengo una consola de video juegos – Sonrío amigable como siempre -, esta allí debajo del TV, si quieres úsala.
 
- Gracias – Sonreí amigablemente -
 
            Antes de sentarme en el sofá para jugar con la consola, no pude evitar ver la foto que vi al llegar a esta casa, esa donde aparecía Fred con una hermosa muchacha rubia, supuse que seria un familiar que tuvo que dejar debido a su cambio de vida, lo más probable una hermana. Vi la foto detenidamente pero luego aparte la vista y encendí la consola; Había una gran cantidad de juegos para seleccionar, pero me decidí por uno de guerra, y estuve el resto del día jugándolo.
 
            Subí para acostarme y dormir después de la cena, en la cual platiqué de mi vida con Fred, pero al subir las escaleras noté algo que no había visto la primera vez, seguramente por la angustia que tenía, en la pared había un cuadro grande de la misma muchacha que abrazaba a Fred en la otra fotografía. Me detuve para verla y al poco tiempo pusieron una mano en mi hombro y como respuesta a ello me sobresalté un poco.
 
- Linda ¿no? – Dijo Fred – Lo siento por asustarte – Su voz sonaba tan alegre como siempre -, su nombre es Sophia.
 
            Fred se fue a su cuarto y yo al mío, al entrar en este me tumbé en la cama, y pensé en esa Sophia, hasta quedar rendido. Tuve la misma pesadilla de la noche anterior.
 
            Desperté y desayuné para luego repetir la rutina la rutina del día anterior.
 
 
 
 
            Había pasado un mes y medio, y el frío que hacía en el exterior era insoportable, pero aun así quería salir, no soportaba tener que estar un día mas en esa casa, no porque tuviera algún problema con Fred, todo lo contrario le agradecía mucho su hospitalidad pero no había nada que hacer. Había tenido una que otra conversación por teléfono con Caroline, pero parecía seguir disgustada, y no quería hablar mucho conmigo, y mamá creía que yo seguía asistiendo a la preparatoria. Estaba en la sala viendo los programas navideños, anunciando que se acercaba la navidad, todo era lindo y me traía buenos recuerdos de la infancia.
 
- ¿Por qué no haces las maletas? – Dijo Fred a mis espaldas -
 
- ¿De qué hablas?  - Giré para verlo -
 
- Se acerca navidad ¿Las quieres pasar conmigo o con tu familia?
 
- No es porque tenga algo contra ti, pero preferiría ver a mi familia, pero eso no pasará.
 
- Pues estas navidades sí, así que recoge tus maletas – Sonrió-, pues he hablado con Ryan, y lo convencí de que te dejara ir con tu familia en Boston.
 
            La noticia me había alegrado enormemente, no podía creerlo, me paré del sofá abracé a Fred y le di las gracias, luego subí a toda velocidad a mi cuarto para armar las maletas. Luego Fred entró y me ayudó a empacar.
 
- Toma – Extendió su brazo y me dio dos boletos -, los boletos son para tu hermana y para tí.
 
- Gracias, no tenían que pagarlo ustedes – Sonreí -
 
- En realidad, lo pagamos con tu tarjeta – Me sorprendí -, es broma, es mi regalo para ustedes, ya son como parte de mi familia.
 
- Gracias de verdad – Sonreí una vez más –
 
            Fred se paró y estaba a punto de salir de la habitación.
 
- ¿Con quien pasarás estas navidades Fred?
 
- Pues, la verdad no me gusta salir mucho en estas fechas.
 
- Si quieres puedes venir con nosotros a Boston.
 
- Es muy amable de tu parte Liann – Giró su cabeza y noté que sonreía – pero ¿De verdad creíste que Ryan te dejaría ir solo con tu familia? ¿Sin protección?
 
- ¿Qué quieres decir?
 
- Voy a Boston con ustedes.
 
- Pues prefecto, te quedarás con nosotros.
 
- De nuevo, gracias por todo. Pero ya me encargué de la situación – Se acercó a mí de nuevo -, casi lo olvido, tú y tu familia tienen reservación en el hotel Carvell para estas navidades.
 
            Eso me dejó impactado, la cadena de hoteles Carvell era una de las mas caras y lujosas que existían en los Estados Unidos.
 
- ¿Pero como vamos a pagar eso?
 
- Todo está pago, espero que no le moleste a tu familia.
 
- No puedes pagar todo eso.
 
- En serio Liann, no hay problema alguno.
 
            Fred salio rápido de la habitación sin darme tiempo de protestar, me daba pena que estuviera pagando todo eso solo para que viera a mi familia.
 
 
 
 
            Fuimos en la camioneta BMW de Fred a buscar a Caroline, para irnos al aeropuerto. La emoción me embargaba, no pensé que pasaría las vacaciones con mi familia, y aun mejor, en el hotel Carvell. Era 23 de diciembre y el aeropuerto estaba repleto de personas, pero para mí sorpresa no nos fuimos en un avión comercial sino en uno privado.
 
- ¿Entonces para que los boletos? – Preguntó Caroline -
 
- Una pequeña sorpresa – Sonrió Fred -, son falsos, viajaremos en el avión de la familia.
 
            Terminé de caer en cuenta de que a Fred no le había costado nada conseguir la estadía para mi y mi familia en aquel hotel.
 
 
 
 
            Llegamos a Boston, papá y mamá nos esperaban en la salida del aeropuerto. Pero antes de irme con ellos, me acerqué a Fred.
 
- Gracias por todo, Fred.
 
- No hay problema, Liann.
 
- Tú debes ser Fred – Se acercó mi mamá a nosotros con una sonrisa en la boca -
 
- Y usted la Sra. Sullivan – Estrecharon sus manos -
 
- ¿Con quién pasarás estas navidades?
 
- Pues, en el hotel con unos cuantos libros – Sonrió Fred -
 
- ¿Te gustaría estar presente en nuestra cena navideña? – Fred iba a rechazar la invitación, pero mi madre lo atajó de inmediato – Vamos, es lo menos que puedo hacer por tu regalo.
 
- Bueno, no quiero causar molestia.
 
- Para nada, con gusto te recibiremos en nuestra casa.
 
 
 
 
            Era veinticuatro de diciembre y todos estábamos listos para la cena, Fred hablaba con mis padres en la cocina y ayudaba a cocinar, ya que este era un experto, y Caroline me ayudaba a poner la mesa. Se habían puesto ocho asientos estas navidades, en vez de nueve como era costumbre, ya que el esposo de nuestra vecina Matilde había fallecido en un accidente de tránsito en el verano pasado junto a su hermano Fray el cual siempre lo acompañaba. Sonó el timbre y entró esta con su hijo Carlos, el cual era de la misma edad de Caroline y siempre había gustado de esta, pero a pesar de su gran amistad ella solo lo veía como un gran amigo, o eso tenía entendido.
 
- ¡Liann! – Me abrazó la Sra. Matilde - ¿Cómo estás? ¿Cómo te va en los estudios?
 
- Excelente Matilde, todo va de maravilla – Luego saludé a Carlos -
 
            Veíamos a la Sra. Matilde como a una tía, nos cuidó desde pequeños y ayudó a nuestra familia en todo momento. No pasaron diez minutos cuando sonó de nuevo el timbre y entró el Señor Bronson, este era un viejo amigo de la familia, pero sobre todo de mi padre.
 
            La cena fue estupenda, hubo chistes, cuentos navideños, entre muchas cosas, Fred compartió mucho, y también intervino mucho, pero todo el mundo pareció estar a gusto con su presencia, sobre todo mis padres, al parecer ya le habían agarrado mucho cariño. Después de la cena todos estaban conversando en distintas partes de la casa, Caroline estaba conversando con Carlos en las escaleras que se hallaban afuera de la casa, en la entrada; mamá y papá con Matilde y el señor Bronson en el estar, y yo estaba de pié con Fred cerca de la entrada que daba hacia la cocina.
 
- De verdad la pasé muy bien con tu familia Liann, tienes una familia estupenda.
 
- Gracias. – Hice una pausa - Oye, una pregunta – Bajé el tono de mi voz -. Se supone que no comes comida humana ¿Como hiciste en la cena?
 
- Sabía que lo preguntarías – Sonrió -, pues es igual que para cualquier humano, el sabor es igual, todo es igual.
 
- Pero, pensé que los vampiros tenían sus órganos detenidos.
 
- Nuestros órganos siguen funcionando, incluso tenemos sangre, pero nuestra sangre no es vinotinto, es más roja, mucho más clara – No entendí mucho -, vamos a la cocina, te explicaré.
 
            Entramos a la cocina y cerramos la puerta.
 
- Es difícil explicar como funciona el organismo de un vampiro… Tratare de explicarte más o menos como somos – Asentí -. Nuestros órganos funcionan a la perfección, y solo dos son indispensables ¿Sabes cuales?
 
- ¿El corazón y el cerebro? – Era un poco obvia la respuesta -
 
- Exacto. El corazón bombea nuestra sangre y el cerebro controla el resto, como a cualquier humano, solo que estos son los únicos indispensable en nosotros, es decir, si perdemos un riñón, este es capaz de crecer dentro de nosotros de nuevo – Aquello me tenía sorprendido -, tranquilo ya te explicaré mejor. Bueno, así como los humanos, cuando comemos vamos al baño y hacemos nuestras necesidades, pero solo cuando comemos comida humana, esto lo hacemos rara vez ya que no es indispensable para nosotros.
 
- ¿Y para qué la sangre?
 
- Fácil, cuando chupamos la sangre esta va a nuestro sistema sanguíneo y no al estómago, debido a que nuestro sistema sanguíneo está atiborrado de un veneno transparente que es el que causa la inmortalidad y es el responsable de nuestra transformación. La sangre es necesaria en el sistema sanguíneo ya que el veneno se alimenta de la sangre y si nos quedamos sin sangre nos come desde adentro, así como un ácido; Cuando peleamos o nos movemos a toda velocidad nuestro corazón se acelera y agita el acido haciendo que este consuma sangre más rápido, y por ende tenemos que ir a cazar.
 
- ¿Cuánto tiempo puede durar un vampiro sin chupar sangre? – Me sentía como en si estuviera en clases, pero esto era mucho mas divertido e interesante -
 
- Todo depende de la cantidad de sangre que contenga tu organismo y que tan rápido lata tu corazón, pero si estás bien satisfecho con la sangre y tu corazón mantiene sus latidos como de costumbre puede durar ocho o nueve días.
 
- Sigo sin entender como su cerebro y corazón no se detienen nunca.
 
- Es un efecto secundario del veneno, regenera todo, por esto podemos recuperar un órgano, tejidos, cualquier cosa. No se como, pero lo hace.
 
- ¿Y si pierdes un brazo o cualquier extremidad?
 
- Eso no se regenera, en caso de que te desprendan algo debes pegarlo con ese veneno, es como un ácido sobre la piel, pega cualquier cosa, la única extremidad que debes cuidar con tu vida es esta – tocó su cabeza -
 
            Abrieron la puerta y entró mi papá.
 
- ¿Chicos qué hacen aquí?
 
- Solo conversábamos – Dije -
 
- Salgan y compartan con nosotros un rato – Le dedicó una sonrisa a Fred -
 
- La verdad es que yo estaba por irme señor Sullivan.
 
- ¿Seguro? ¿No quieres quedarte un tiempo más?
 
- Muchas gracias señor Sullivan, pero la verdad es que estoy muy agotado.
 
- Bueno muchacho, un placer – ambos estrecharon las manos -
 
Fred fue a la sala a despedirse de la gente, y yo lo seguí, luego no dirigimos a la puerta que separa el interior de la casa con el exterior y al abrirla, vimos que Caroline se besaba con Carlos, carraspeé y ellos se asustaron y se separaron.
 
- ¿Por qué no entran ambos y compartir con la familia? – Dije -
 
- Sí, sí, a eso iba – Carlos entró como una bala -
 
- ¿Por qué eres así? – Dijo Caroline - ¿Te vas? – Se dirigió a Fred -
 
- Si Caroline.
 
- Pues, gracias por pasarla con nosotros  – le dio un beso en su mejilla y entró -
 
- Tienes una hermosa familia Liann, cuídala – Fred y yo estrechamos las manos, y con una sonrisa se montó en su auto y se fue al hotel donde se hospedaba -

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