Libro: The Eyes
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Una larga noche
 
 
 
 
                Me desperté de madrugada sudando y nervioso. Debido a mi agite momentáneo Gabriella despertó.
 
- ¿Te encuentras bien? – Pregunto esta –
 
- Tranquila, estoy bien. Es solo que… No puedo dormir – Dije, luego me senté en la orilla de la cama y puse mis manos en la cabeza –
 
                El terror no me dejaba dormir bien, había tenido pesadillas, no dejaba de pensar en que mi hermana podría morir en cualquier momento, la impotencia y la rabia me mataban, al igual que el miedo. El recuerdo del encuentro con Frank hacía que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo, y me hacía estremecer de manera enloquecedora, el miedo se apoderó de mí y no soporté más la presión, comencé a sollozar en medio de la noche, me sentía solo por primera vez desde que dormía con Gabriella, me sentí vacio, nunca pensé que fuera posible, pero estaba sucediendo. Gabriella se arrodilló a mi costado sobre la cama y me abrazó, tratando de hacerme sentir mejor pero eso me ponía peor.
 
- Te prometo que la salvaremos, regresará sana y salva, yo misma me encargaré de ello – Pensar en que Gabriella fuera en busca de Caroline no me ayudaba a calmarme, pero sabía que ella hablaba con sus mejores intenciones así que me limite a asentir –
 
                Sequé mis lágrimas y me puse de pie.
 
- ¿A dónde vas? – Preguntó Gabriella –
 
- No quiero molestarte, descansa.
 
- Tranquilo, quédate.
 
- Preferiría estar a solas – Le daba la espalda así que no podía ver el rostro de Gabriella pero como se había quedo en silencio supuse que me había comprendido y salí de la habitación –
 
                Bajé las escaleras y no sabía a dónde ir. Me senté en la sala y encendí la TV para distraerme pero como no lo logré me frustré, la apagué y fui a la cocina, tomé agua, me senté, respiré profundamente y traté de pensar en otra cosa pero no lo lograba, estaba buscando cualquier excusa para distraerme, tenía ansiedad y buscaba algo de comer pero nada me apetecía. Estaba desesperado, quería volarme la cabeza, pero obviamente no lo haría. Caminé para ir a la habitación para tratar de dormir, pero tras la puerta de cristal que daba hacia el patio trasero se denotaba una silueta negra recostada de una baranda, me asusté por un momento pero sabía quién era, justamente era con esa persona con quien necesitaba hablar, así que me dirigí hacia la puerta y salí por ella, no hablé y me recosté de la baranda también.
 
- ¿No puedes dormir?
 
- ¿Tu qué crees? –Dije –
 
- Yo tampoco… - Suspiró – No puedo creer como se nos fue este asunto de las manos.
 
- Ni me lo digas…
 
- Prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para traerla de vuelta sana y salva.
 
- Sé que será así…
 
- Imagino que debes odiarnos… Mejor dicho, odiarme en estos momentos.
 
- ¿Odiarte? – Lo observé con una sonrisa – Has puesto en peligro a tu pequeña familia por la mía ¿Cómo voy a odiarte? – Sonreí, pero este bajó la mirada de forma triste, como si se sintiera culpable –
 
- Jamás podré quitarme este peso de encima.
 
- ¿Qué cosa? – Arrugué la cara –
 
- ¿Cómo te encuentras, Liann? – Gabriella había llegado hasta donde nos hallábamos, no soportó quedarse en la habitación -
 
- Mejor, solo conversaba con Ryan.
 
- Gabriella, ¿Podría conversar a solas con Liann por favor?
 
- La última vez que conversaron a solas planearon…
 
- Por favor – Insistió Ryan –
 
- Si tenemos algún plan prometo contártelo – No sabía si lamentaría aquella promesa; Ella asintió, pero no antes de ver a Ryan con una cara como si lo advirtiera de algo y a continuación, se retiró –
 
- Liann, sé que tenía que haber conversado contigo en el momento, pero no me controlé y fue mi única solución, no sé de qué otra forma resolver esto.
 
- ¿De qué estás hablando? – Arrugué la cara, me hallaba sorprendido ante la situación –
 
- Perdóname ¿si?
 
- ¿Qué tengo que perdonarte Ryan? – Solté una sonrisa nerviosa –
 
                Se llevó su mano derecha al bolsillo de su jean, y sacó mi celular.
 
- ¿Qué haces con mi celular? – Entendí que había hecho la llamada y mi rostro cambio a preocupación – Ryan… ¿Qué hiciste?
 
- Salvar tu vida… Eso hice – Hablaba nervioso, como si yo pudiera lastimarlo –
 
- Ryan… ¿Qué hablaste? – Este guardó silencio por unos segundos - ¡Maldición habla!
 
- Negocié con Frank y logré salvar tu vida y la de Gabriella…
 
- ¿Y tú?  - Ya me esperaba la respuesta, y al no decir nada me confirmó mi suposición – No Ryan ¡No! – Comencé a caminar agitado de un lado a otro – Tú no puedes entregarte ¡¿En qué diablos estás pensando?!
 
- Liann no comprendes la situación – Dijo este con un movimiento de manos un poco nervioso –
 
- ¡Claro que la comprendo! No puedes entregar tu vida por nosotros, ni por Gabriella, ni por mí, incluso ni por mi herma… - No terminé de expresar la idea, no había caído en cuenta en que en ningún momento había mencionado a Caroline – Ryan… ¿Qué pasó con Caroline? – Este puso expresión de dolor y bajó la mirada - ¡¿Qué pasó con Caroline?! – Este no respondió nada a mi pregunta –
 
                Mi corazón latía de manera tan rápida que podía escucharlo, y me provocaba una extraña sensación en el pecho, me provocaba dolor. Me acerqué con una gran velocidad a Ryan, y lo tomé por su camisa con ambas manos.
 
- ¿Qué diablos le hicieron a Caroline? – Mi voz se había quebrado, había perdido toda esperanza. El negó con la cabeza y yo agaché la mirada –
 
- La entregué.
 
- ¿Qué? – Observé rápidamente su rostro sin entender que decía, no podía creer lo escuchaba –
¿Qué diablos dices?
 
- Liann basta – Gabriella se había incorporado nuevamente pero la ignoré –
 
- ¡¿Qué mierda pasa aquí Ryan?! ¡¿De qué hablas?! – Lo sujete con más fuerza y lo agité –
 
- Es el precio de tu vida Li… - No dejé que concluyera cuando ya lo había lanzado contra la pared que tenía a mis espaldas –
 
                Ryan puso cara de asombro, y se estaba poniendo de pie pero le estampé una patada en el pecho y este quedó sentado contra la pared. Me agaché para ponerme a su altura y lo sujeté por su camisa con mi mano izquierda, tenía la otra mano cerrada en forma de puño con tal fuerza que me dolía.
 
- ¡¿Por qué?! – Grité y le golpeé la cara y este no se defendió - ¡DIME! – Lo golpeé de nuevo –
 
- Es la única forma de que tú y Gabriella estén… - Lo golpeé dos veces más de una manera muy veloz –
 
- ¡Ella tiene que vivir! – Me percaté de que hablaba como si aún seguía viva y recordé que por el tono de Ryan ya podría estar… Muerta –
 
                Solté a Ryan y me puse de pie con unas lagrimas en mis pómulos, me dirigí a la cocina y pasé por un lado de Gabriella ignorándola, agarré un cuchillo justo como el que Frak había utilizado para matar a Fred  y lo apreté con todas mis fuerzas, sentí que el mango de este se había hundido un poco pero de seguro había sido mi imaginación. No sabía exactamente si hacía lo correcto, pero la furia me dominó, corrí hasta afuera sin pensarlo dos veces.
 
- Liann ¿Qué haces? – Dijo Gabriella cuando pasé a su lado –
 
                Ryan seguía abatido en el piso, sin defenderse y viendo a la nada, me agaché y me puse a su estatura, alcé el cuchillo para enterrarlo en su pecho, este me vio a la cara con los ojos cristalinos, comencé el descenso del cuchillo a toda velocidad listo para enterrarlo en su pecho, y a tres centímetros de su pecho alguien me agarró la muñeca y me la dobló haciendo que soltara el arma.
 
- Basta… - Dijo Gabriella con un tono desquebrajado –
 
                Giré velozmente sobre mí mismo, haciendo que Gabriella me soltara. Me miraba extrañada y arrugó la cara.
 
- Liann tus ojos – Dijo Gabriella -, Ryan ¿Qué le sucede a Liann?
 
- ¿Qué tienen mis ojos? – Me los toqué esperando sentir algún inconveniente –
 
                Ryan se puso de pie lentamente y me miró a la cara, este también se extrañó. Sentí el impulso de abalanzarme sobre él, pero sabía que algo ocurría y me esforcé por controlarme, al menos para que me dijeran que pasaba.
 
- ¿Qué pasa con ustedes dos? – Pregunté agitado –
 
- Esto es imposible – Comenzó a decir Ryan -, no habría explicación alguna de ello… Al menos que tú… ¡¿Gabriella has mordido a Liann?! – Este se agitó un poco –
 
                Sentí un mareo, fue muy repentino y casi me caigo, ambos me sujetaron de inmediato.
 
- ¡Por supuesto que no Ryan, jamás sin tu permiso! – Dijo Gabriella –
 
- ¿Entonces como es posible?
 
- ¿Podrían explicarme que pasa? – Puse mi mano sobre la cabeza ya que sentí  una punzada, ambos se miraron con cara de incredulidad –
 
- Te estás transformando – Dijo Ryan –
 
- ¿En qué? – Era obvia la respuesta –
 
- En un vampiro – Gabriella afirmó mi sospecha -

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