Libro: The Eyes
Nunca se es demasiado joven para escribir.

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La Cita
 
 
 
 
- Tienes que prometerme que me llamarás cuando llegue el avión – Escuché decir a mi mamá sollozando al abrazar a Caroline -.
 
- Si máaa – Dijo esta con aburrición -.
 
- Fue un placer muchacho, no tienes idea de cuanto te agradezco habernos regalado todo esto – Dijo mi padre mientras le estrechaba la mano a Fred -.
 
- Fue todo un placer pasarla con ustedes – Dijo este en respuesta a mi padre -.
 
            Al entrar en el avión buscamos nuestros asientos, y Caroline buscó sentarse junto a la venta. A ella le atemorizaban los vuelos, pero por alguna extraña razón la tranquilizaba ver por la ventana; Me senté junto a Caroline ya que al momento de despegar y de aterrizar era cuando ella más se asustaba; Yo también le temía a los vuelos, pero tenía que darle tranquilidad a Caroline.
 
- Caroline ¿Te digo algo? – Esta volteó para ver a Fred, el cual le hablaba – Estando con un vampiro no creo que tengas que atemorizarte por un simple vuelo.
 
- ¿Quién dijo… - Dudo al hablar – quién dijo que estoy nerviosa?
 
- Lo puedo oler – Este dejo de verla y ella en respuesta puso cara de poca comprensión y giró para continuar observando por la ventana -
 
            El vuelo fue tranquilo y aburrido, no hablé ni con mi hermana ni con Fred; Aun seguía nervioso por su rostro de aquella noche, y seguía perturbándome el pasado de Ryan, era mucha información, incluso pensé que sería mejor no saber tanto. Pero la verdadera razón por la por la cual no hable durante el vuelo, era porque en mi mente se repetían esas historias, y las escenas ocurridas muchos años atrás, podía hacerme una imagen casi perfecta de todo.
 
- ¿Tienes algo Liann? – Preguntó Caroline -
 
- Solo es sueño, eso es todo.
 
- Okay – Esta siguió viendo por la ventana, nunca apartaba la vista de ella -
 
            Al llegar al aeropuerto de Neah Bay, y hacer todos los procesos de seguridad, fuimos por las maletas, y todo el trayecto en busca de estas fue en silencio. Sabía que por más que a Caroline le irritara el drama de mi mamá, con todo y que a veces quería matarla, la extrañaba, y extrañaba todo aquello. No era fácil para ella vivir sola, lo sabía, y mi ida de la casa solo había empeorado las cosas.
 
            Cuando me dirigía a la salida, vi el cabello castaño claro y esos ojos verdes que tanto extrañaba, ella corrió para abrazarme, y yo solté las maletas de inmediato y la abracé.
 
- No tienes idea de cuanto te extrañaba – Dije abrazándola más fuerte, y en cambio ella lo hacía con mucha delicadeza -
 
-  Y tú no te imaginas cuanto me duele tenerte lejos – Me dijo -
 
- ¿Gabriella? – Dijo Fred acercándose con una cara de sorpresa -
 
- ¡Hola Fred! – Luego miró a mi hermana y la saludó con el mismo entusiasmo, y luego posó su vista de nuevo en Fred -
 
- ¿Qué haces aquí? – Fred parecía sorprendido, pero también disgustado - Por el amor de Dios Gabriella ¿Desobedeciste a Ryan?
 
- ¡No, para nada! – Dijo ella explicándose rápidamente – Yo hable con él, y después de mucho insistir me dejó pasar el día con Liann.
 
- ¿Estás segura? – La miraba como si quisiera leer sus pensamientos -
 
- ¿Alguna vez te he mentido? – Dijo esta y Fred y se limitó a sonreír -
 
- Pues si es así, vamos a casa.
 
            Guardé mi maleta en el maletero de la camioneta de Fred. Dejamos a Caroline en la casa y la ayudé a bajar sus cosas, subí las maletas a su habitación y me quedé parado en la puerta de su cuarto.
 
- ¿Sigues molesta conmigo? – Le pregunté a Caroline -
 
- Me sigue molestando la idea de que me mintieras, pero ya me parece estúpido seguir peleando por algo como eso.
 
- La verdad siempre fue tonto – Sonreí y la abracé -
 
- ¿Cuándo regresaras?
 
- La verdad no lo sé – Caroline mostró frustración -, pero cada vez estoy más cerca de volver, tranquila.
 
- No tienes idea de lo que significa estar sola en un lugar tan triste como este… - Se cruzó de brazos – Liann, tengo miedo. No sé qué pueda pasar – Comenzó a sollozar - quiero regresar con mis padres a Boston.
 
- Tienes que ser fuerte Caroline – Ella asintió -, créeme cuando te digo que yo también tengo miedo, pero aquí estarás a salvo.
 
            Conversé un rato más con Caroline y luego me despedí para irme a mi otro hogar, en el viaje conversé mucho con Gabriella, y ella se veía muy feliz de poder conversar conmigo. Al llegar a casa, Gabriela me ayudó a desempacar mis maletas y estuvimos a solas en el cuarto, guardamos todo en su lugar y bajamos para que yo comiera; Como siempre, la comida estuvo exquisita, pero tan pronto como terminé de comer subimos a mi cuarto y nos sentamos en los sofás a ver la TV; Puse una película vieja y Gabriella se acostó en mi pecho.
 
- Liann – Levantó la mirada para tratar de verme la cara, mientras yo le hacía caricias en el cabello - ¿Te puedo preguntar algo?
 
- Claro.
 
- Tú… - Trató de sentarse pero siguió echada hacia mí - ¿Tú me consideras tu novia verdad? – Me sorprendió aquella pregunta, ya para mí desde nuestro primer beso pasó a ser mi novia – Digo, es solo que nunca lo formalizamos.
 
- En ese caso… – La miré a los ojos - ¿Quieres ser mi novia? – Gabriella tomó un cojín del sofá y comenzó a pegarme continuamente mientras yo me protegía con los brazos - ¿Qué ocurre?
 
- ¡Que poco romántico eres!
 
- ¡Para! – Decía mientras reía y ella se detuvo, la abracé y la miré a los ojos, esos ojos que me volvían loco – Por favor… Sé mi novia.
 
            Gabriella se acercó a mí lentamente y comenzó a besarme, sus besos eran perfectos, eran exquisitos y su aroma los hacía aun mejores. El ruido que hacían nuestros labios era excitante, al igual que sus movimientos. Lentamente me acosté en el sofá, haciendo que ella quedara sobre mí, y ella dejó caer todo su peso. Nos besamos sin parar, pero poco a poco fue aumentando el ritmo de estos, tenía un poco de su saliva alrededor de mis labios, pero era por lo rápido que se habían vuelto nuestros besos. Puse mis manos en su espalda y la acaricié de forma delicada, bajé mis manos hasta el final de esta para luego moverlas hacia su cintura, subí un poco su camisa y le acaricié la piel, no estaba tan fría como de costumbre, luego subí mis manos y sentí la tira de su sostén. Aunque ella no hizo nada, no sabía si me había sobrepasado, pero luego le besé el cuello, antes de esto traté de verle la cara y noté que Gabriella tenía los ojos cerrados y se dejaba llevar de una manera delicada y a la vez excitante. Ella tenía sus labios en mi oído y podía sentir su respiración, besé su pecho y ella subió la cabeza, abrió los ojos y me jaló de forma que yo quedara encima de ella, me dio un largo beso y luego habló.
 
- No tienes idea de cuantas veces imaginé esto.
 
- Yo también.
 
- Pero aquí no Liann – Me separé un poco y la vi a la cara - Fred escucharía todo.
 
- Tienes razón – Me molestó de la manera en que se acabado aquello, pero aun así, sabía que Gabriella tenía razon -
 
            Me senté y suspiré.
 
- Sé que es frustrante, yo también estoy molesta pero no podemos hacer nada – asentí - todo llegara a su momento, Liann.
 
- Tranquila, en serio.
 
- ¿Quieres ir al cine?
 
- ¿Nos dejarán ir?
 
- Supongo que sí – Se puso de pie y se dirigió a la puerta - espera aquí, no huyas – Me sonrió y yo le devolví la sonrisa -
 
            Esperé unos quince minutos, aproximadamente, antes de que Gabriella entrara de nuevo en la habitación. Al entrar, aventó suavemente unas llaves sobre mi pecho, eran las llaves de la camioneta de Fred.
 
- Vámonos – Dijo ella con una sonrisa en la cara -
 
- ¿Es en serio? – No me lo creía -
 
- ¡Si! Y vamos rápido antes de que cambie de opinión.
 
            Bajé las escaleras a toda velocidad, y Gabriella iba detrás de mí.
 
- ¡Lleguen temprano!  - Gritó Fred desde el segundo piso de la casa -
 
- ¡Si! – Gritó Gabriella y luego habló en voz baja – Parece mi papá.
 
- ¡Te escuché! – Gritó Fred -
 
- ¡Esa era la idea! – Gabriella subió al auto con una sonrisa, y siempre la mantuvo -
 
            Antes de subir al auto me sentí observado, las afueras de la casa me hacían sentir un poco inquieto, pero después se me pasó. Bromeamos todo el recorrido al cine, y mantuve la emoción todo el tiempo. Al llegar a nuestro destino bajamos de la camioneta, y Gabriella vino directamente hacia mí, me abrazó el brazo y no me soltó en ningún momento. Compré las entradas para ver una película que ella quería ver, se titulaba “Un amor un poco disparejo”, una comedia romántica que tenía pinta de ser divertida; Al entrar a la función nos sentamos y nos abrazamos como se nos fue posible. A pesar de que nos besamos gran parte del tiempo, disfrutamos de la película y nos reímos mucho, incluso comparamos partes de la película con nuestra relación, pero al final se cumplió el propósito que era divertirnos y pasar un rato agradable. Al terminar la película nos sentamos en una mesa que se encontraba frente a algunas franquicias, y charlamos por un buen rato, le conté como la había pasado en mis vacaciones de diciembre y todo lo que había ocurrido, pero le oculté mi pequeña conversación con Fred sobre sus vidas pasadas.
 
- ¿Qué hiciste tú en navidades? – Pregunté a Gabriella -
 
- Pues Ryan no me dejaba salir a ningún lado, incluso yo también dejé de ir a la preparatoria, no podía seguir exponiendo mi vida o la de alguien mas – Fruncía el seño porque me atormentaba la idea de que Ryan le diera ordenes, pero a final de cuentas él era el que sabía controlar la situación - pero bueno, Ryan no disfruta las navidades, ni siquiera porque sea su cumpleaños, es como si ese mes le doliera en el alma – Yo entendía el porque de aquello pero no podía explicárselo a Gabriella, no sabía si a Fred le gustaría la idea - ¿Por qué tu cara?
 
- ¿Qué?
 
- ¿Sabes algo que yo no sepa?
 
- Por supuesto que no Gabriella.
 
- Es que… - Su teléfono comenzó a sonar y lo atendió – Hola Ryan – Hizo una pausa - Sí, ya vamos para la casa… - Ryan la interrumpió - Tranquilo, de seguro salió de caza, recuerda que estuvo mucho tiempo en Boston y no sabemos cuando fue la última vez que se alimentó. Ves que si soy capaz de pensar, a diferencia de tí – Gabriella sonrió - ¡Ya me apuro! Sí... Chao.
 
- ¿Se acabó la diversión?
 
- Pues lamentablemente sí. – Dijo Gabriella con una cara de tristeza, la cual yo imité - Pero tranquilo, estoy segura de que Ryan ahora aceptará que te visite por lo menos una vez a la semana.
 
- ¿Estás segura? – Pregunté emocionado -
 
- Haré lo posible, Liann.
 
            Nos dirigimos al auto, y mientras conducía hablamos sobre la película. Pero un pensamiento me hizo cambiar el tema de conversación.
 
- No me has respondido – Dije -
 
- ¿Qué cosa? – Me observó extrañada -
 
- Te pedí que fueras mi novia.
 
- ¡Ah! Pues no lo sé… - La observé y ella también me observó – Entiende que aun no sé qué decisión tomar – Esta sonrió -
 
- ¿Es broma verdad?
 
- Claro que es broma – Su sonrisa fue aun más amplia - ¡Por supuesto que quiero ser tu novia! – Me besó mientras yo manejaba, pero fue rápido -
 
            Me desvié de la carretera para entrar en el camino de tierra, pero había algo extraño en el ambiente, había algo que no me gustaba y Gabriella lo había notado también. Estacione el auto y ella abrió la puerta de inmediato.
 
- Espera aquí – Dijo apresurada y se bajo de la camioneta.

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