Libro: The Eyes
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Nuevo Hogar
 
 
 
 
            Empacaba mi ropa en una sola maleta, solo empacaba lo practico. Lo repentina que fue aquella situación me tenía aun impactado, no sabía como mi vida había dado un giro tan inesperado en tan poco tiempo. Parecía ayer cuando me hallaba desempacando mis cosas en aquella casa, y sin tiempo alguno para asimilarlo me hallaba recogiendo mis cosas para irme de ese lugar por un periodo de tiempo que pintaba ser muy largo. Al recoger mis últimas cosas cerré la maleta y me senté en la orilla de la cama. Suspiré y puse las manos en mi cabeza, me dejé caer sobre la cama y escuché el crujido que hizo esta, sabía que extrañaría el lugar pero sobre todo a mi hermana.
 
            Tocaron la puerta del cuarto, y una voz dulce preguntó si podía pasar.
 
- Claro Gabriella, pasa – Me acomodé de nuevo en la orilla de la cama -
 
- ¿Necesitas ayuda? – Preguntó amablemente mientras se quitaba algunos pelos del rostro -
 
- No gracias, ya empaqué todo – Dije forjando una sonrisa -
 
- Pues vamos, Ryan nos espera.
 
            Volvieron a tocar la puerta y esta vez entró Caroline, se detuvo en la puerta y observó a Gabriella. Caroline se veía triste y un poco molesta.
 
- Lo siento si interrumpo algo – Dijo Caroline -
 
- Tranquila – Gabriella volvió a posar su mirada en mí –. Los dejo para que charlen – dio media vuelta y pasó por un lado de Caroline la cual se hallaba de brazos cruzados, para así salir de la habitación -
 
            Caroline dio unos pasos hacia mí sin descruzar los brazos.
 
- ¿En serio hay necesidad de esto? – Preguntó con la voz un poco ronca -
 
- Créeme que estoy tan impactado como tu pero… - Me interrumpió -
 
- No puedo creer que me ocultaras todo Liann...
 
- ¡Yo también me acabo de enterar, nunca te oculté nada!
 
- No me refiero a eso… ¿Por qué nunca me dijiste que era Gabriella y su primo?
 
            Me quedé perplejo, no sabía que responder.
 
- ¿A caso no confías en tu hermana? – Sonaba decepcionada -
 
- No es como te estas imaginando Caroline – Dije mientras me ponía de pie –
 
            Caroline alzó su mano para que me detuviera y a continuación salió de la habitación.
 
            No me quedaba duda de que prefería no estar pasando por aquello, pero era el precio que tenia que pagar por estar con Gabriella. Tomé la maleta la cual estaba pesada y la levanté debido a que había perdido las ruedas, bajé por las escaleras tratando de hacer el menor ruido posible, pero no había razón para hacer silencio; Me posé al final del último escalón y observé la sala detalladamente, luego suspiré hondo, tenía la sensación que al cruzar por la puerta no estaría allí de nuevo, y sabía el por qué de eso. Caroline parecía estar encerrada en su habitación, así que salí de la casa y pasé seguro a la puerta. Al salir vi a Ryan apoyado en el capó del Mustang y a Gabriella frente a él, los dos me observaron detenidamente y luego Ryan se acercó a mi lado casi en un abrir y cerrar de ojos, tomó mi equipaje y lo guardó en el maletero del carro.
 
- Hora de irnos – Dijo Ryan y encendió el auto -
 
            Gabriella abrió la puerta del copiloto y corrió el asiento para sentarle a tras, así que me toco sentarme adelante.
 
- ¿Con quien me llevarás?
 
- Te quedarás con Fred – Me contesto Gabriella -
 
- ¿Y quien demonios es Fred?
 
- Un viejo amigo – Esta vez contestó Ryan -
 
- Supongo que es otro ¿No? – Supuse que era obvio a que me refería -
 
- Si te refieres a otro como nosotros, pues sí, lo es – Contestó Ryan con una voz severa, como si le hubiera ofendido mi comentario -
 
- Lo siento si te ofendí, no fue la intención.
 
            Ryan guardó silencio.
 
            Ryan condujo aproximadamente 30 minutos hacia el sur, alejándose de Neah Bay, se desvió a un camino de tierra, adentrándose por el bosque, al igual que lo hizo para ir a la zona donde charlamos, se adentró mucho, pero al final llegamos a nuestro objetivo. Ryan se estacionó frente a la casa de Fred, esta era de color beige, y la puerta del garaje era de madera clara, la cual hacía un lindo contraste. La casa era de una sola planta, la puerta de esta era de vidrio y su marco estaba hecho de madera de la misma tonalidad de la puerta del garaje. La casa lucia acogedora; Se encendió la luz de la casa la cual dio a notar una silueta negra parada en la puerta, quitándole la belleza que esta tenía y haciéndola lucir un poco mas tenebrosa.
 
            La silueta abrió la puerta doble que separaba el interior de la casa del bosque, luego bajó unos escalones que se hallaban frente a esta y se aproximó al carro. Ryan se bajó y yo lo seguí. Ahora el hombre que salió de la casa era visible, tenía el pelo hasta los hombros de color amarillo y unos ojos verdes como los de Gabriella.
 
- ¿Qué te trae por aquí Ryan?
 
- ¿Esa es la forma de saludar a tu hermano? - Dijo Gabriella mientras se bajaba del carro –
 
- ¡Mi querida Gabriella! – Dijo mientras se acercaba a ella y le daba un abrazo muy efusivo al igual que ella -
 
- ¿Cómo estás Fred? – Preguntó al separarse de él -
 
- Pues, no me quejo – Giró y me observo - ¿Están cazando humanos? – Esta vez observó a Ryan, el cual le devolvió la mirada con una sonrisa -
 
- Si te lo quieres comer, adelante, no me molestaría en lo absoluto – Gabriella le dedicó una mirada de reproche -, tranquila era una broma.
 
- Fred – Dijo este estirando su mano hacia mí -
 
- Liann – Dije un poco nervioso estrechando su mano -
 
            Fred se acercó a Ryan, le pasó la mano por el hombro y le habló.
 
- ¿Por qué no pasan y así hablamos mas cómodos? – Extendió su brazo libre para señalar la casa -
 
- Con gusto – Contestó Gabriella con una sonrisa -
 
             A continuación todos entramos a la casa, al cruzar las puertas dobles estuvimos en la sala de la casa, era linda y muy acogedora, había un plasma de cincuenta y seis pulgadas aproximadamente con su home theater. En un costado había una repisa en la cual había una foto de Fred con una bella mujer rubia, ambos estaban sonriendo y él la abrazaba desde atrás, y por encima de ellos estaba el destello del sol, la foto irradiaba amor puro. Dejamos la sala atrás y llegamos a la cocina, la cual era de la misma tonalidad que el exterior de la casa; Gabriella tomó asiento en una silla que se hallaba frente a una mesa, y yo me senté junto a ella.
 
- Hablemos afuera – Le dijo Ryan a Fred -
 
- Como gustes – Respondió Fred y salieron por una puerta corrediza al patio trasero de la casa -
 
            Observé como se alejaban, mientras conversaban y luego giré mi cabeza para posar mi vista sobre Gabriella.
 
- Al fin solos – Dijo ella -
 
- ¿Quieres hablar de algo en particular? – Pregunté, sabiendo cual sería la respuesta -
 
- Quiero pedirte perdón – Eso si no lo esperaba -, primero por toda nuestra tonta pelea, y segundo por meterte en todo este lío, de verdad nunca fue la intención – Se veía muy dolida y agacho la cabeza -, si hubiera sabido que te ocasionaría todo esto me hubiera alejado de ti – Eso ultimo me dolió un poco, no pude pensar en como sería estar sin Gabriella después de haberla conocido -
 
- Por favor no digas eso – Dije casi en un susurro -, nada de esto es tu culpa – Le puse mi mano en su mejilla y levanté su cara -, los dos nos metimos en esto y saldremos juntos de ello.
 
            Me acerqué a ella y la besé lentamente, no retiré mi mano de su mejilla y sentí lo fría que estaba, respiraba su exquisito perfume y disfrutaba al máximo el momento. Alguien abrió la puerta corrediza y los dos nos sobre saltamos y nos separamos.
 
- Pues ya lo hemos conversado, y claro que los ayudaré, pero no lo haré por tí Ryan – Lo dijo en un tono de broma y con una sonrisa en la cara -, lo hago por la dulce Gabriella.
 
            Gabriella le sonrío y le dio las gracias.
 
- Bueno Fred nos tenemos que ir, gracias por todo – Sonrío y lo abrazo –, de verdad te lo agradezco.
 
- Tranquilo – Dijo mientras se dirigían a la puerta de salida, y Gabriella y yo los seguimos -, para eso están los hermanos.
 
            Ryan asintió y se dirigió a su Mustang, Gabriella se detuvo para despedirse de mí.
 
- Nos estaremos viendo. –Dijo-
 
            Al parecer no sabía que decir, la observé directamente a los ojos, y ella me abrazó, y yo la besé, pero no fue un largo beso, sino uno muy corto, no entendí el por que, pero sentí que ese sería nuestro último beso durante un largo periodo de tiempo.
 
- Gracias de nuevo Fred – Lo abrazó y le besó la mejilla -
 
- Tranquilla Gabriella, saben que cuentan conmigo.
 
            Se dedicaron una última sonrisa y luego dio media vuelta para dirigirse al auto. Observé desde adentro como el carro se alejaba en la oscuridad hasta perderse de vista, y no me había sentido incómodo hasta ese momento en que Gabriella se alejó de mí.

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